Por las Victimas del descarrilamiento en Santiago
Hace años que cada vez que va a pasar algo de envergadura, yo lo he presentido. Paso la noche previa al desastre, gritando en sueños sin que nadie pueda hacer nada por despertarme. Me muero en sueños, rígida. Pasó el 11 S, pasó el 11 M, pasó con el tsunami y ha vuelto a pasar con el descarrilamiento. No sé por qué me sucede ésto, pero me sucede, lo vivo en primera persona y ya temo dormir y que vuelvan a aparecer mis gritos en medio de la noche. Estaba allí, en una esquina, algo invisible me sujetaba, la gente corría en todas direcciones muy rápido, yo no podía saber qué pasaba, pero sentía que algo pasaba, que yo debía acudir, pero había algo que me sujetaba con todas sus fuerzas, neutralizando las mias y haciéndome entrar en un puro grito de impotencia. Esa noche previa yo me había quedado a dormir en su casa y mi madre acudió en mi ayuda. Dice que me encontró recta y muy rígida sobre la cama, gritando todo lo que me daba la garganta. Tuvo que llamarme repetidas veces