La "Aparecida" y El Soldado (Museo Arqueológico de Granada)











Dicen que por los pasillos del Museo Arqueológico de Granada, antigua Casa de Castril, mandada construir por los herederos de Fernando de Zafra, secretario de los Reyes Católicos, deambula el espíritu de una joven,"La Aparecida", a la que sus padres prohibieron casarse por ser su amado un simple soldado. Ella, según cuentan, sigue vagando incansable por entre los muros del monumento esperando hallar los ojos que tanto ama.











Cuentan que una noche, el muchacho logró encaramarse hasta el balcón de su amada y fue sorprendido por los Condes de Zafra, padres de ésta, que al darse cuenta de que el muchacho había violado la vigilancia, tapiaron la habitación de la joven y la encerraron, apartándola para el resto de sus días del mundo exterior.
El muchacho al regresar y ver que nada podría hacer por volver a verla, allí mismo se suicidó. Ella al saber lo ocurrido, enfermó y acabó muriendo de amor.

No sé lo que hay de cierto en esta historia, sólo sé que cuando pasas junto a la Casa de Castril, y diriges tu mirada hacia arriba, te topas con la imagen viviente de que todo pudo ser cierto, ya que existe un balcón tapiado en un lado de su fachada, y sobre él, una inscripción: "Esperándola en el cielo".

Esta fue realmente la performace que el grupo de teatro Teatre'ves hizo en el Museo Arqueológico durante todo el ciclo Música y Poesía en los Monumentos, organizado durante 4 semanas consecutivas con versos, pentagramas y atrezzos.

Esta puesta en escena comenzó con la inauguración del ciclo, y duró todo lo que duró este. El público, atónito e incrédulo de lo que sus ojos veían pues, cada poco, tenían la sorpresa de que a la par que las actuaciones poético-musicales que se desarrollaban en el escenario, podían contemplar en los corredores del primer piso a la joven Aparecida sufriendo su pena y reclamando en silencio al cielo que le devolviera a su amado. Y por otra parte, sin que se vieran entre sí, el enamorado soldado la buscaba por las escalera, por los pasillos, entre el público, en el escenario, sin que nadie acertara a entender qué hacían allí aquellos personajes vestidos de época, para después, al terminar el acto, desaparecer sin más, sin que nadie dijera nada al respecto.

Las personas que fueron a las cuatro sesiones que duró el ciclo, me contaron que el primer día les extrañó, el segundo mucho más, nadie se explicaba todo aquello tan raro que estaba sucediendo en el Arqueológico, el tercero estaban super mosqueados, pero el cuarto día, cuando ya todo el mundo se había acostumbrado a ese ir y venir constante de los enamorados por doquier, se llevaron la sorpresa de que la Aparecida y el soldado se vieron (él permanecía atónito mirando hacia el primer piso, ella en el primer piso mirando hacia el lugar donde el amado estaba entre el público). Durante un momento, se hizo un silencio extraño con murmullo acompasado preguntándose qué pasaría a continuación. De pronto, ambos, con los brazos extendidos uno hacia el otro, corrieron para encontrarse en la escalera, él la trajo dulcemente asiendo despacio su mano, para terminar en el centro de la escena, entre el público, fundidos en un beso y un abrazo que hizo estallar la Casa de Castril con sus aplausos.
Estoy segura que si ellos, los amantes, estaban realmente allí, como dicen, entre aquellas paredes, debieron tener las lágrimas a flor de piel como más de uno las tuvimos.

Después, vino el concierto de piano, la voz inigualable de mi admirado Rafael Guillén, Enrique Moratalla, el gesto amable de mi querido Pedro... ¡Trabajo en equipo, sí señor! Entre todos logramos que, como siempre, aquella fuera una velada inolvidable para todo el que quiso acercarse hasta allí, pero sobre todo para los que, con nuestro trabajo e ilusiones, contribuimos a ello. (Ornanizó: Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía. Dirección: Pedro Enríquez. Coordinadoras de los actos: Eva M.Velázquez y Yolanda López. Fotografía: Javier Sánchez)

Es increible la sensación de gozo que se puede llegar a sentir cuando ves que la gente disfruta con lo que tú has hecho, cuando ves que, sin más, comienzan a cerrar los ojos para ver y oir con el sentimiento, y sabes que ya un trocito de cada alma allí sentada, quedará para siempre unida a aquellas paredes, a aquella música y aquellos versos; unos versos, una música y unas paredes que, a partir de entonces, para todos serán únicos por ser eternos.

El sacrificio, los nervios, las horas de sueño que le robamos a la noche para hacer realidad e imaginar sus sueños, por fin llegan a buen puerto, ha valido la pena el esfuerzo.


Algunas fotos de muestra de

Música y Poesía en los Monumentos:
Los Poetas de la Alhambra

Los Cinco Sentidos:

El Oído







El Olfato


El Gusto







La Mirada






El Tacto








Comentarios

javi_indy ha dicho que…
Qué belleza de arte, de verdad. Es realmente inspirador y reconfortante ver cosas como estas ideas, por lo que hacen en favor de la cultura, el placer y la alegría.

Muchas gracias por compartirlo Eva.
Gracias Javi. Estamos programando otro acto verdadermente interesante, en la misma línea pero muy distinto, te va a gustar, así que te avisaré y si puedes... me encantaría veros por allí. Será muy pronto. Un beso
Senior Citizen ha dicho que…
Mi historia es algo menos romántica....