Instantes y premoniciones



Miércoles fatídico y a partir de ahí mareos, mareos, mareos y más mareos.

En las dos últimas semanas, varias personas a las que quiero y que me quieren, al ver mi cara me decían: "Eva, para" "Eva, para" que llevas demasiadas cosas. Por si eso no era bastante, Eva Santamaría terminó la entrevista que me hizo con el poema Instantes de Borges. Mientras lo leía, mi cabeza deambulaba haciendo un recorrido por mi vida y sobre todo por mi forma de ser y me dio miedo.

Es cierto, llevo muchas cosas en mi vida, como siempre, pero eso no es mi problema sino más bien mi bomba de oxígeno, si no fuera por esas cosas ya me hubiera ido al otro barrio proque ellas son lo que me renueva día a día.

Mi peso es otro, es el peso de la desilusión, de la indignación por el abuso de autoridad, por el machismo, por la pared del ninguneo. Porque a nadie interesa alguien que a lo largo de su vida jamás se ha vendido por un mendrugo de pan, alguien que tiene claro que la libertad de pensamiento y de voto es lo único que poseemos y por eso jamás comerá en manos de nadie por mucho que lo llegara a necesitar (que no es el caso); alguien que no debe nada a nadie y por eso no hay con qué comprarla.

Y llega un mes y otro mes y un año y otro año y ves que los cuernos se te rompen de tanta astilla por toparte con el silencioso e impune muro que te alzan sin saber por qué ni cómo te ha venido, un muro infranqueable construido con la maldad de la poca altura que tienen sus albañiles. Unos albañiles que son basura sí, pero basura de marca que te tienes que comer por narices para después vomitarla de impotencia en casa y seguir comiendo; porque de sobra es sabido que hay que comer para seguir viviendo, y ellos, los albañiles, lo saben muy bien. Tullidos amargados (que no inválidos, -mis respetos, mi admiración y mi respeto hacia todos ellos-), insolentes, altivos, indolentes, irracionales, vanos y amargados que aprovechan la liana comprada para saltar por encima de la ley si es preciso, y a los que se les permite todo porque se les teme, porque no hay nada peor que la reacción de un tullido envidioso maniatado que se quiere salir con la suya.

En este mundo no vale el hacer las cosas bien porque te lo hacen pagar muy caro. A ellos no les interesa, no, porque con ello demuestras su incapacidad y eso no se puede permitir, sobre todo porque es fácil de demostrar y duele. De nada vale dedicar tu vida, tus conocimientos, tu ilusión en pro de un proyecto, no cuando tu simple presencia aparta a esos pequeños y pobres hombres que han de dar voces por doquier para hacer saber al mundo que existen. En el fondo, dan pena porque no son nadie. Deben tener la vida muy vacía y la autoestima muy baja para j... de ese modo.

Eso es lo que me hace estar mal hasta el punto de un amago de ictus que fue lo que me sucedió el miércoles pasado.

Sí, fue como un aviso que la misma vida me estaba dando, o una premonición y al final acabé llorando en la entrevista.

El mismo viernes, mientras iba hacia mis clases de canto, perdí parte de la visión de repente, aún así di mi clase y me repitió mi mareo más tarde, en urgencias me dijeron que había sido un precolapso. El miércoles se me quedó dormida la parte izquierda de la cara... llegué a urgencias escoltada por dos policías, pruebas y más pruebas... aún estoy pendiente de una resonancia. El diagnóstico os lo podéis imaginar.

Mis amigos lo sabían y yo también sabía que sucedería, porque el cuerpo que ha sido educado en un nivel de honor, de ética y de diginidad no puede quedarse inalterable ante tanta impotencia.

Hay un amigo que decía (perdonad pero viene a pelo): "La jodienda no tiene enmienda". Pues eso. No hay enmienda.

¡Si mi padre levantara la cabeza!

Comentarios

Jesús Amaya ha dicho que…
Queridísima Eva: Cuando llevo "desaparecido" desde el mes de febrero es por lo mismo que te ha pasado a ti. Lo mío ha sido ir de prueba en prueba en los distintos servicios del hospital Clínico,saber que he pasado por un tumor y ahora...el hígado..., y en el fondo es todo un resultado idéntico al tuyo: el dolor y la pena que me acompaña desde hace,¡tanto!, por ser fiel a mis ideas y, como tú dices, por no haberme vendido nunca.
Te dejo mi abrazo y el deseo de compartir en vivo mi dolor con el tuyo.
Eva María Velázquez ha dicho que…
Eres un sol, gracias, amigo. Nos vemos muy pronto.