Un 23 de septiembre

Si amanece y lloro en el recuerdo;
si busco tu mirada y no te encuentro;
si vago errante en mi sendero
y sigo caminando sin saber cuándo
ni donde me detengo.

Mi mente se derrite y acaba diluyendo el tiempo

Si vivo y muero en cada intento
y vivir y no morir es lo que siento.
Si rota busco entre mis muertos,
y extasiada miro al cielo y no contemplo
más que canas en mi pelo.

Mi mente se diluye y acaba derritiendo el tiempo

Mi alma se detiene
y un gris profundo intenta
alejar mis besos de tus besos;
mi cama repleta de tu cama
vacía se estremece
y un amor inmenso de locuras
de pasión, y de desvelo
entre mis brazos aparece.

Mi mente se detiene…

Mi mente se detiene
y hoy mi casa no es mi casa,
sino instante de delirio
de errores y misterio
que sustenta una verdad
negada por tus miedos.

Mi mente se detiene y acaba deteniendo el tiempo

Podrás gritar al mundo que
un espejismo veló tu ensueño.
Podrás negarme tres veces
y otras tres veces más
(y otras tres veces y otras…
y estar sin mi y morir conmigo.
Desde lejos, morir conmigo)

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Podrás quemar el faro que nos guía
izar la vela y remontar
camino de otros mares,
hacia un lugar lleno de encuentros.
otros senos, otros males.

Podrás vender la mar y unirte
al infinito de Eros y Morfeo.
y cantar al aire una supuesta canción de amor
por no ver lo que en tus ojos hoy yo veo.

Acudirán Neptuno o Afrodita al eco de tu voz
y, haciendo el amor con ellos, vivirás mis gestos
recordando apenas sin querer el aroma de mis sueños.
Llegaré de nuevo a ti con el clamor de tu deseos.

Y renacerá la playa que nos unió
y aquel tonto paseo perdido
camino de cualquier pueblo.
Ocultarás la imagen de tu espejo
y un 23 de septiembre llegará de nuevo,
el mismo 23 de septiembre
que el calendario arrancó del viento
dejándonos vacíos y destierro.

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Soñamos una vida compartida
y , hoy que te recuerdo,
me duelen mis lágrimas sin ti
y me duelen las que serán mañana
… tus lágrimas sin mi.

Me duelen tus sombras.

Tu soledad me duele.
Me duele tu falso abrigo,
tus ansias malgastadas
tu grito detenido
y el abrazo que te falta.

Y me duele lo que aun queda por llegar…

Me duele mi vida y me duele la tuya.
Y me duele
un 23 de septiembre olvidado
que no supimos cuidar,
aun sabiendo que
traía la felicidad en sus manos.

                               Eva María Velázquez
 
 


Comentarios

Euterpe ha dicho que…
¡Enhorabuena, Eva! La he encontrado buscando información sobre los sechs Sprüche de Mendelssohn, casualidades de la vida... Le dejo enlaces a mis blogs: el primero dedicado a un excelso coro y el segundo con un poco de todo. Abrazos y gracias.
Muchas gracias, Euterpe. Prometo entrar en cuanto tenga un ratito. Felices sueños.