BENDITA RUTINA

Esta noche le decía a un buen amigo que me encanta la palabra RUTINA. ¡Me parece tannn acogedora!  
Cuando la oigo, me reconforta y no sé muy bien por qué, solo sé que me gusta y me huele a la casa de mis padres, soltera, en San Antón, a mi habitación de estudio, a mis apuntes y a mis libros; a esas maravillosas e interminables charlas nocturnas, antes de ir a dormir, compartiendo un cigarro con mi hermano Emilio (yo entonces fumaba); a nuestros juegos de películas con mi pandilla en casa, después de bajar cansados de esquiar con la cara achicharrada, pero felices; a las canciones de Roberto Carlos en la Evelyn, donde trabajaba el que después sería mi marido para sacarse unas pelillas y que, entonces, ni visos había de que fuesemos novios;  cantando dichosos y enamorados porque la vida nos sonreía; a quellos maravillosos boleros de los Panchos que tanto me gustaba cantar, acompañada siempre por las preciosas manos de Javier Olmedo y de mi hermano Emilio (mi hermano era mi mejor amigo), con nuestra guitarra en el Felix frente a una cocacola que duraba toda la tarde sobre la mesa. en las murallas, o en una tasca de pueblo o el banco de cualquier parque; el sitio era una excusa para cantar y compartir risas y amistad. 

¡Rutina! ¡Bendita rutina!


Comentarios