A la sazón de las disculpas del Monarca

Érase una vez... Un padre y un hijo que andaban con las labores de recogida de patatas, cerca de su casa. De repente el hijo pregunta al padre qué ha de hacer con determinado tema que le quitaba el sueño. Su padre, sin decir palabra, dejó de labrar y le dijo... Ven conmigo, y tomando al burro que tenían atado al árbol más cercano, ordenó a su hijo subir al burro. El hijo obedeció sin entender por qué su padre le hacía subir sin más contestación a su ...tema que el silencio. De esa manera cruzaron el pueblo mientras oían las críticas de quien les observaba. ¡Mira qué poca vergüenza! -decían-, un niño tan jovencico subido al burro mientras su padre tiene que ir caminando con lo cansado que está de faenar. Cuando llegaron al final del pueblo, el padre ordenó bajar del burro a su hijo y se subió él, enfilando sobre sus pasos hacia el lugar de donde provenían. Al pasar por el pueblo la gente que los observó decían: ¡No me lo puedo creer! ¡Qué poco cariño! El padre tranquilamente subido...